Por : Maribel Edith González

Sergio Pérez González nació el 19 de julio de 1994 en Coclé. Durante el embarazo, el médico que atendía a su madre le comunicó que se habían detectado defectos físicos congénitos en el desarrollo del feto. Aunque la madre no recuerda las palabras exactas, lo que sí entendió claramente fue que el doctor insinuó que sería mejor interrumpir el embarazo, ya que el niño representaría un problema para la familia y para la sociedad debido a las malformaciones.

La sabia decisión de sus padres fue continuar con el embarazo y esperar la llegada de su hijo. Al nacer, Sergio trajo alegría y felicidad a su hogar, aunque junto con él llegó el mayor reto de su vida: su inmovilidad física, un desafío que, con el tiempo, logró superar.

A medida que crecía y comprendía su situación, Sergio pensaba que las personas lo odiaban, ya que se sentía excluido, incómodo, y ni siquiera podía socializar con los demás. Sin embargo, con el tiempo, dejó de darle importancia a esos sentimientos.

Su madre, preocupada por la discriminación social, no le permitía salir para protegerlo. Le enseñó los quehaceres del hogar para que pudiera ser independiente. Debido a su condición física, asistir a la escuela era muy difícil, y la distancia entre su casa y el plantel complicaba aún más su traslado.

A los 18 años, su madre falleció, dejándolo desorientado, triste y sin el amor de la persona que lo cuidó toda su vida. A partir de entonces, comenzó a salir, a consumir alcohol, a irse de fiesta y a realizar actividades que nunca había hecho mientras su madre vivía.

Su padre, facilitador en programas de alfabetización, lo presentó al señor Alfonso Pérez, coordinador en el Ministerio de Desarrollo Social, quien le presentó a la familia un programa que cambiaría la vida de Sergio y de muchas otras personas.

Con el apoyo de su padre, Sergio se unió al programa de alfabetización "Yo, sí puedo". Este método de formación se divide en tres fases: adiestramiento, enseñanza de lectura y escritura, y consolidación. El proyecto, que se ha implementado en países como Cuba, tiene como objetivo enseñar a leer y escribir en tres meses.

Más adelante, su padre creó el proyecto "Hijo de Dios" con el objetivo de convertir su comunidad en un sitio turístico, aprovechando las maravillas naturales de la zona, como las cascadas del Chorro de Olá y diversas especies herbáceas. Este proyecto se asoció con la Autoridad de Turismo de Panamá, cuya administradora general, Denis Guillén, abrió las puertas de esta institución estatal a personas con discapacidad.

Sergio está entusiasmado con este emprendimiento turístico porque ocurre en Coclé, la provincia donde reside, y porque conoce íntimamente esas hermosas cascadas y los impresionantes paisajes de su región.

Por ello, Sergio se esforzó por obtener el Certificado de Guía Turístico de la Autoridad de Turismo de Panamá, y una vez que logró esta formación, comenzó a ejercer su oficio en el proyecto "Hijo de Dios", donde trabaja con dedicación, gracias a su carisma y presencia grata.

Sergio no deja de capacitarse, participando siempre en ponencias y seminarios de actualización como guía, aprovechando las ventajas de la virtualidad.

También se dedica a la elaboración de bateas y platos de madera y metal, un oficio que aprendió por su cuenta desde los 15 años. Además, funde monedas para confeccionar collares, sortijas, dijes, y otros productos personalizados según los pedidos de sus clientes. Sus creaciones se comercializan en el mercado de artesanías de su pueblo natal.

Hoy en día, Sergio es un trabajador independiente, gracias a su disciplina. Se siente igual que cualquier otra persona. Su fe y el apoyo de sus seres queridos lo mantienen firme. Es fiel a Dios, ya que ha sentido su presencia en su vida familiar.

Para Sergio, su mayor reto fue superar sus limitaciones físicas, y lo logró gracias a su esfuerzo, al apoyo de su familia y al valor de sus padres, quienes dijeron sí a la vida de Sergio, sin importar su discapacidad.