Ni un golpe más

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Layni Nyree Ruíz Santizo

Por: Layni Nyree Ruiz Santizo

Lucía nació en Colombia en abril de 2008, en una familia llena de problemas e inestabilidad. A causa de esta situación, su madre desarrolló una ira constante y desahogaba su rabia en sus hijas. La joven no recuerda con exactitud cuándo comenzaron los abusos, pero sí sabe que eran muy frecuentes.

En 2015, se mudaron a Venezuela con la pareja de su madre, aunque poco tiempo después se separaron. Así comenzó un período muy difícil para ellas. En marzo de 2016, volvieron a Colombia, pero el 5 de enero de 2017 viajaron a Panamá, donde se mudaron a La Chorrera con la nueva pareja de su madre. Sin embargo, el hombre le pidió a la madre de Lucía que eligiera entre sus hijas y él. Ella decidió irse a vivir con su tío en la provincia de Colón, pero este hombre resultó ser un ladrón.

Más tarde, alquilaron una habitación en la casa de una amiga de su madre, pero luego se trasladaron a la ciudad de Panamá. Allí, la madre conoció a su actual pareja, y las constantes peleas y maltratos hacia sus hijas se intensificaron. En una de esas tantas discusiones, la madre, enojada, tomó su celular y lo estrelló contra el suelo, aprovechando ese momento para golpearlas hasta que no pudieran levantarse. En otra ocasión, cuando Lucía y su hermana no habían comido, las obligó a arrodillarse sobre piedras mientras sostenían un algodón entre los dientes.

Cuando vi a Lucía por primera vez, parecía una niña presumida. No fue hasta 2022 cuando tuve una conversación prolongada con ella. En esa ocasión, se desahogó de todo lo que tenía reprimido, y comenzamos a conocernos mejor. Hoy, es una de mis mejores amigas, y aunque ha sufrido mucho, pocas veces la vi llorar o desmoronarse. Es la persona más comprensiva que conozco.

Los problemas económicos volvieron a aparecer, y su madre no conseguía trabajo por ser extranjera. Decidieron regresar a Colombia en 2023 con la idea de irse después a España. Al llegar con su familia, su madre aparentaba ser la mejor madre; no daba indicios de que maltrataba a sus hijas.

Lucía y su hermana Sofía temían irse con su madre a España, ya que sabían que no podrían huir ni pedir ayuda en un país tan lejano. Antes de viajar, decidieron mostrarles a sus tías las pruebas físicas de los abusos, esperando que les creyeran, pero no fue así. Sus tías pensaron que exageraban y les dijeron que todo lo hacía su madre por su bien.

Sofía no soportaba un minuto más; quería irse y repetía lo mucho que odiaba a su madre. Una noche, mientras todos dormían, las chicas tomaron sus cosas y escaparon a la casa del novio de Lucía. Al darse cuenta, sus tías avisaron a su madre y salieron en su búsqueda. Llegaron a la casa del novio, les prometieron que todo cambiaría y las convencieron de regresar, pero al llegar a casa, las separaron. A Sofía la dejaron allí y a Lucía la trasladaron a la vivienda de los padres de su padrastro. A ambas les quitaron sus celulares y pertenencias.

Sofía, con miedo, mintió y afirmó que el novio de Lucía fue quien las obligó a escapar. Esto entristeció a Lucía, pero sabía que nada sería diferente y que toda la culpa recaería sobre ella. Decidió escaparse nuevamente. Desde entonces, vive con su novio y, aunque ha recibido muchas amenazas, incluso de muerte por parte de sus padres, ella ha dicho: “Ni un golpe más”. Desea que todo cambie para poder continuar sus estudios.

En cuanto pudieron, sus tías la visitaron y le llevaron sus pertenencias, pero en el fondo seguían apoyando a su madre. Pasaron los meses, y su madre ni siquiera le respondía los mensajes. Lucía se mudó a Bogotá con la madre y la hermana de su novio. Su sueño de continuar sus estudios se hará realidad en 2024.

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